Comentario
Tampoco nos vamos a encontrar en esta zona con edificios de una arquitectura de importantes soluciones técnicas. Son edificios de tipologías sencillas, en los que se ha prestado una especial atención al enriquecimiento plástico de los paramentos, mediante recursos cromáticos, escultóricos y arquitectónicos ornamentales. El sentido decorativo progresa de tal manera que, durante el tardorrománico, el muro, que aún persiste en su integridad, quedará envuelto en un decadente velo ornamental propio de un preciosismo románico manierista.
El edificio más importante es la catedral de Pisa. Erigido como verdadero símbolo de la ciudad que ejercía su hegemonía sobre el Mediterráneo occidental. Después de la victoria sobre los sarracenos en Palermo (1063), se destinó el botín de cinco navíos para la construcción de la catedral que se consagraría en 1122.
El edificio proyectado por el maestro Buschetos era un edificio cruciforme, de cinco naves con otras tres de crucero, disponiendo tres ábsides, uno en cada extremo de la cruz. El intercolumnio es de arquerías sobre columnas, corriendo por encima de ellos una tribuna. Los brazos del crucero no tienen prevista su articulación sobre estos intercolumnios. La nave se cubría con madera, la actual es un artesonado del XVI. Durante el siglo XII, se prolongaron varios tramos del brazo mayor, creándose así una planta de cruz latina. En esta misma aplicación se rehizo el ábside dotándole de una rica decoración similar a su fachada. Sobre ésta, Christine Smith sostiene la hipótesis que corresponde a una renovación de otra anterior, la obra se llevaría a cabo en el XIII. Es una etérea fachada-pantalla, de cuatro órdenes de arquerías.
Se completaba el conjunto catedralicio, siguiendo una fórmula muy usual en Italia, con otros dos edificios independientes, un baptisterio y un campanile. La célebre torre inclinada tiene forma circular, envuelta en una galería continua exterior. Se iniciaron sus obras en 1173, interrumpiéndose por un hundimiento de los cimientos, no se concluiría hasta el XIV con el piso de las campanas.
De los recursos ornamentales empleados en la catedral pisana, la aplicación de mármoles de Carrara para conseguir efectos cromáticos y la utilización de galerías de arcos para ocultar la rotundidad de los muros, surgirán las dos tendencias arquitectónicas que definen los edificios de la Italia central. En Florencia, en la fachada de San Miniato al Monte, sus constructores aplicaron una organización geométrica a la disposición de materiales coloreados, consiguiendo así una de las obras maestras del llamado pre-renacimiento. Las fachadas-pantalla con sus elegantes y gráciles arqueríos tendrán en los edificios construidos en Luca en torno a 1200 sus creaciones más famosas.
La Roma de los papas del siglo XII es un centro de restauración artística impulsada por los propios pontífices. La influencia de la arquitectura paleocristiana, de época constantiniana, sigue siendo el modelo carismático en cuya restauración y continuidad se basan todas las creaciones arquitectónicas. La forma tradicional de la basílica sigue siendo la habitual no sólo en la ciudad, sino en el Lacio, Umbría y la Campania. Los marmolistas romanos adquirieron una gran notoriedad. Sus obras fabricadas a partir de decoraciones geométricas de origen clásico muestran un estilo refinado, pero algo monótono. Al tratarse de talleres familiares se asegura un correcto aprendizaje de este arte prefabricado, que se exportaba incluso fuera de la propia ciudad.